¿Quieres una web precocinada o hecha con amor?

Si quieres comer una pizza, puedes bajar a tu supermercado favorito y comprar una congelada por un par de euros. Será suficiente para salir del paso. Pero también puedes acudir a la pizzería más cercana, hacer cola y especicar como quieres tu pizza perfecta, incluso la forma. Además que ver como el horno de leña cocina lentamente cada ingrediente impregnando la masa de un sutil olor ahumado, te abrirá el apetito y disfrutarás cada bocado.

Cuando vamos a pedir un presupuesto con el objetivo de crear una página web nos ocurre lo mismo. Hay una clara separación de calidad. Por un lado te piden menos de 1000 euros, con una entrega rápida. Por otro lado te encuentras una cifra de ¡miles de euros! con un tiempo largo que pueden ser varios meses. ¿Por qué tal diferencia? ¿Acaso nos están intentando estafar? ¿Nos han visto cara de tonto? Tal vez no entendemos cuales son los procesos detrás de cada desarrollador y sus ventajas/desventajas a largo plazo. Es relativamente fácil crear un sitio web usando herramientas preexistentes como son los CMSs (WordPress es el mayor exponente) y las plantillas genéricas. Con un esfuerzo bajo, tal vez en unos cuantos días, puedes lograr un sitio completo, totalmente funcional. Además con un SEO correcto, un panel de configuración accesible por nosotros, ampliable con extensiones, visualmente personalizable… Todo ello se consigue porque en realidad estamos trabajando con lo que llamaríamos una web precocinada. Un software que cumple el 99% de las situaciones más habituales. ¿Qué tiene de malo?

Continuando con la metáfora de la pizza. No has podido seleccionar los ingredientes, salvo elegir entre una variedad presente en el congelador, sabes que tu pizza es la misma que van a comer miles de personas el día de hoy, poseé los mínimos ingredientes para que tenga sabor, su composición no es perfecta… y además, ¿puedes considerar que has comido de calidad? ¿Te has quedado con ganas de que tuviera más queso y menos brócoli? Por el dinero invertido y la prisa que había por comer, no puedes quejarte. ¿Qué hubiera pasado si hubieras puesto tu confianza en un pizzero profesional con un poco más de capital? Para empezar, hubieras podido ser más selecto con los ingredientes y las cantidades. Con una web se traduce en que podemos definir con precisión los textos para seducir a los clientes, nos podemos permitir diseños atractivos, personalizaciones de funcionalidades para diferenciarnos de la competencia, integraciones con otros servicios y un SEO a medida que nos irá como un guante para las campañas.

¿Y todo ello es importante para una web? Si vas a recibir muchas visitas, por supuesto. Debes dar la mejor velocidad, experiencia de usuario, accesibilidad, animaciones, optimizaciones en los motores
de búsqueda y arquitectura para aguantar un gran número de clientes. Y todo ello se consigue creando un sitio personalizado, a medida. En caso contrario no ofrecerás una impresión profesional, convirtiéndote en un servicio/empresa del montón, de todas aquellas que usan una web precocinada
para de cara al público o vender sus productos. No siempre necesitamos la mejor página web, con el estilo más de moda, para que sea útil. Cuando disponemos de un negocio que funciona online, somos demasiado pequeños para que la web de un impacto en las ventas o su existencia es una mera tarjeta de visita: no es necesario hacer un encargo al pizzero. Con toda la tranquilidad que te puedas permitir, vas a la sección de congelados. En cambio, si la web va a ser un puente entre tus clientes y tu negocio, ni lo dudes: invierte con firmeza como si estuvieras reformandoel bajo.

La apariencia lo es todo, y en web cada día más.


Artículo de Andros Fenollosa
Docente de diseño web y desarrollo en Idecrea.

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